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sábado, 14 de mayo de 2016

El asesinato del último Conde de Castilla. 13 de mayo de 1029


El martes 13 de mayo de 1029 el último Conde de Castilla fue asesinado.
Sin embargo este asesinato no fue uno más. El magnicidio del infante García ha pasado a la historia por su crueldad y sobre todo por el lugar y el momento en el que se produjo.
El último Conde de Castilla fue degollado cuando salía de la iglesia en la que acababa de contraer matrimonio con Sancha de León, a las puertas de la actual Basílica de San Isidoro de León.

Basílica de San Isidoro de León. En el año 1029, en este lugar se encontraba la Iglesia de San Juan Bautista y el día 13 de mayo, a sus puertas se congregaba una gran multitud para vitorear a los novios Sancha y García que acaban de casarse. En ese momento los hermanos Vela asesinaron públicamente al conde de Castilla delante de su esposa.

La imagen de la novia-esposa-viuda sosteniendo  el cadáver ensangrentado de su marido pasaría al romancero como uno de los hechos más luctuosos de la historia medieval española.

Los asesinos, Rodrigo e Iñigo Vela habían jurado acabar con el conde de Castilla y así lo hicieron, públicamente y ante centenares de leoneses que habían acudido a vitorear a los novios aquel 13 de mayo.  

El destino de Castilla, de los reinos cristianos y de España entera cambió por completo. Castilla quedó huérfana y el linaje de Fernán González se extinguió definitivamente con la muerte del infante García.


Sancha ordenó instalar en el Panteón real de San Isidoro un cenotafio en recuerdo a su primer esposo. La serigrafía presenta a un joven lleno de vida portando una corona real.
Aquel  fatídico 13 de mayo  pudo haber sido el último de Castilla.  El siempre molesto y rebelde condado de Castilla, podría haber desaparecido para siempre aquel día.
Sin embargo, el destino quiso que Sancha, la esposa desconsolada, tomara el testigo de su marido asesinado y pasara protagonizar no sólo el futuro de Castilla sino el de toda España.


El infante García fue enterrado en el Monasterio de San Salvador de Oña, destacado Panteón Real y Condal. Allí están enterrados muchos condes y reyes, entre otros su padre el conde Sancho García, el de los Buenos Fueros, fundador del Monasterio  y el rey de Navarra , Sancho III el Mayor, que estaba presente en León para asistir a su boda cuando se produjo el magnicidio.

Sancha hizo realidad  el espíritu independentista de su marido asesinado y pasó de ser la viuda del último conde castellano a convertirse en la primera reina de Castilla, contrayendo matrimonio con Fernando I el Magno. Pero aún fue más allá y tras heredar por derecho propio el trono de León,  llegó a ser la primera emperatriz de León y Castilla uniendo por primera vez en la historia, los reinos de León y Castilla.

El día 13 de mayo de 1029, hace ahora 987, unos asesinos intentaban acabar con Castilla, asesinaron a su último conde, el malogrado infante García, pero lo que lograron fue transformar un pequeño condado,  en un reino fuerte y poderoso, en el germen de un imperio del que todos nosotros somos herederos directos y de cuyos orígenes debemos estar orgullosos.


El Panteón de Oña es una auténtica joya artística e histórica. En el siglo XV se elaboraron unos magníficos baldaquinos en madera de nogal y boj de estilo gótico-mudéjar con unos exquisitos mocárabes que aún hoy sorprenden a todo el que los contempla. El Infante García es el segundo por la derecha.


Una vez más es indispensable un merecido reconocimiento a los que forjaron nuestro pasado, nuestra identidad y nuestra memoria, y como siempre, el primer paso debe ser recordar los momentos cruciales de nuestra historia. 

Hoy debemos recordar aquel martes 13 de mayo del año 1029 de la era cristiana, cuando, a las puertas de la Basílica de San Isidoro de León, contraían matrimonio Sancha de León y García de Castilla y cambiaba para siempre el destino de España.