Vistas de página en total

sábado, 14 de mayo de 2016

El asesinato del último Conde de Castilla. 13 de mayo de 1029


El martes 13 de mayo de 1029 el último Conde de Castilla fue asesinado.
Sin embargo este asesinato no fue uno más. El magnicidio del infante García ha pasado a la historia por su crueldad y sobre todo por el lugar y el momento en el que se produjo.
El último Conde de Castilla fue degollado cuando salía de la iglesia en la que acababa de contraer matrimonio con Sancha de León, a las puertas de la actual Basílica de San Isidoro de León.

Basílica de San Isidoro de León. En el año 1029, en este lugar se encontraba la Iglesia de San Juan Bautista y el día 13 de mayo, a sus puertas se congregaba una gran multitud para vitorear a los novios Sancha y García que acaban de casarse. En ese momento los hermanos Vela asesinaron públicamente al conde de Castilla delante de su esposa.

La imagen de la novia-esposa-viuda sosteniendo  el cadáver ensangrentado de su marido pasaría al romancero como uno de los hechos más luctuosos de la historia medieval española.

Los asesinos, Rodrigo e Iñigo Vela habían jurado acabar con el conde de Castilla y así lo hicieron, públicamente y ante centenares de leoneses que habían acudido a vitorear a los novios aquel 13 de mayo.  

El destino de Castilla, de los reinos cristianos y de España entera cambió por completo. Castilla quedó huérfana y el linaje de Fernán González se extinguió definitivamente con la muerte del infante García.


Sancha ordenó instalar en el Panteón real de San Isidoro un cenotafio en recuerdo a su primer esposo. La serigrafía presenta a un joven lleno de vida portando una corona real.
Aquel  fatídico 13 de mayo  pudo haber sido el último de Castilla.  El siempre molesto y rebelde condado de Castilla, podría haber desaparecido para siempre aquel día.
Sin embargo, el destino quiso que Sancha, la esposa desconsolada, tomara el testigo de su marido asesinado y pasara protagonizar no sólo el futuro de Castilla sino el de toda España.


El infante García fue enterrado en el Monasterio de San Salvador de Oña, destacado Panteón Real y Condal. Allí están enterrados muchos condes y reyes, entre otros su padre el conde Sancho García, el de los Buenos Fueros, fundador del Monasterio  y el rey de Navarra , Sancho III el Mayor, que estaba presente en León para asistir a su boda cuando se produjo el magnicidio.

Sancha hizo realidad  el espíritu independentista de su marido asesinado y pasó de ser la viuda del último conde castellano a convertirse en la primera reina de Castilla, contrayendo matrimonio con Fernando I el Magno. Pero aún fue más allá y tras heredar por derecho propio el trono de León,  llegó a ser la primera emperatriz de León y Castilla uniendo por primera vez en la historia, los reinos de León y Castilla.

El día 13 de mayo de 1029, hace ahora 987, unos asesinos intentaban acabar con Castilla, asesinaron a su último conde, el malogrado infante García, pero lo que lograron fue transformar un pequeño condado,  en un reino fuerte y poderoso, en el germen de un imperio del que todos nosotros somos herederos directos y de cuyos orígenes debemos estar orgullosos.


El Panteón de Oña es una auténtica joya artística e histórica. En el siglo XV se elaboraron unos magníficos baldaquinos en madera de nogal y boj de estilo gótico-mudéjar con unos exquisitos mocárabes que aún hoy sorprenden a todo el que los contempla. El Infante García es el segundo por la derecha.


Una vez más es indispensable un merecido reconocimiento a los que forjaron nuestro pasado, nuestra identidad y nuestra memoria, y como siempre, el primer paso debe ser recordar los momentos cruciales de nuestra historia. 

Hoy debemos recordar aquel martes 13 de mayo del año 1029 de la era cristiana, cuando, a las puertas de la Basílica de San Isidoro de León, contraían matrimonio Sancha de León y García de Castilla y cambiaba para siempre el destino de España.

martes, 8 de marzo de 2016

La destrucción de Medina Azahara. 4 noviembre 1010

En estos días en los que se intenta conseguir que el yacimiento de Medina Azahara, a 8 km. de Córdoba, sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es importante recordar cómo se produjo la destrucción de la ciudad más hermosa de la historia de al Andalus.
El texto relata lo acaecido aquel aciago día. 


El Salón Rico, parcialmente reconstruido

4 de noviembre de 1010
Conforme iba caminando, notó que algo era diferente aquella mañana. Se cruzaba con gente con rostros alterados, que entraban apresuradamente en las viviendas. Algunos carros ocupados por familias enteras se dirigían a toda prisa a las salidas de la ciudad.
En la plaza del zoco de verduras, los pocos tenderetes que se habían instalado, estaban siendo retirados rápidamente y se notaba a los comerciantes muy asustados. A lo lejos se oían cascos de caballos galopando sobre el empedrado de las calles.

Vista general de Medina Azahara.
Al fondo el Gran Pórtico de entrada a la ciudad
De repente comprobó que el cielo se había oscurecido. Miró por encima de los tejados de las casas pensando que se avecinaba una tormenta. No eran nubes lo que cubría el sol, sino un humo denso y negro que se alzaba desde multitud de columnas que provenían de los edificios administrativos de la ciudad ¡Un incendio!

La Casa de la Alberca. 
Tradicionalmente se viene asignando a la vivienda del príncipe Alhakem II, sucesor de su padre Abderramán III. Se pueden apreciar tres arcos de herradura con alfiz sobre columnas.

Llegó a la mezquita  y al pasar por el patio de entrada junto a la fuente de las abluciones vio que la gente abandonaba la escuela corriendo en todas direcciones. Hasta ese momento no se había sentido preocupada, pero empezó a embargarle una profunda sensación de angustia.
-¿Qué está ocurriendo?- preguntó con ansiedad.
-¿Aún no te has enterado? Los bereberes están incendiando la ciudad ¡Huye antes de que sea demasiado tarde!
¡No podía ser! Tenía que tratarse de un mal sueño. Todo el mundo sabía que los bereberes buscaban hacerse con el poder y derrocar a Hixem II. Pero el recientemente repuesto califa no estaba allí, se encontraba a buen resguardo tras los muros del alcázar de Córdoba, ¿qué sentido tenía esto? En Medina Azahara no había nada, se suponía que aquí estaban a salvo ¡tenía que ser un error! Miró a su alrededor para buscar ayuda, pero nadie le prestaba atención.

Vista general de Medina Azahara
De nada les había servido haber conseguido huir de Córdoba y refugiarse en la ciudad palaciega. De repente  Medina Azahara se había convertido en una trampa mortal.
El general Zawi, al mando del ejército bereber, había puesto sitio a Córdoba inmediatamente después de la marcha de los negociadores cristianos, pero ya estaban en noviembre y aún no habían conseguido romper sus defensas. 
Impotentes tras un mes y medio de largo y penoso asedio a la capital del califato, aquel día, de un modo totalmente imprevisto, habían vuelto su mirada hacia Medina Azahara con la furia de un depredador ansioso de acabar con su presa. 
El ejército bereber necesitaba una conquista y si no podían conquistar Córdoba les bastaba la palaciega Azahara.
Los asaltantes sabían de antemano que en su interior sólo había familias de pacíficos ciudadanos sin apenas hombres armados que los defendieran. Nada les iba a detener. Buscaban un botín: saquearían los palacios y las magníficas residencias de la ciudad creada por Abderramán III.

El Gran Pórtico de entrada a Medina Azahara es uno de los lados de una plaza por la que se accedía al núcleo del alcázar, donde se encontraban las estancias más nobles de uso político-ceremonial.
La escasa guardia apostada en las murallas cerró de inmediato las puertas de la ciudad cuando fue avisada de la proximidad del ejército de Suleimán. Sin embargo poca fue la resistencia que unos centenares de soldados pudieron ofrecer ante los miles de mercenarios embravecidos que querían arrasar la ciudad a toda costa.
El general Zawi les dejó hacer. Al fin y al cabo hay que dar rienda suelta a los hombres para que se desfoguen de vez en cuando. Bien se merecían una remuneración por sus servicios. 
Las órdenes fueron sencillas. “Coged cuanto deseéis. En Medina Azahara encontraréis vuestra soldada”.

Capitel de estilo califal
Las terribles escenas que se sucedieron ante sus ojos aquella terrible mañana en Medina Azahara, quedaron grabadas en su memoria para siempre. Miles de bereberes blandiendo sus alfanjes. Túnicas negras,  turbantes negros. El oscuro rostro de los soldados confundiéndose con sus negros trajes, convirtiendo a los hombres en siniestros espectros a plena luz del día. Espectros de muerte que sembraban dolor y destrucción por donde pasaban. La población huía atropelladamente por las incendiadas puertas de la ciudad. 

La llamada Casa Militar

Los soldados africanos no encontraban resistencia, la pequeña guarnición encargada de la defensa de la ciudad se había replegado, refugiándose en el palacio. Poco después del inicio el ataque, ya no quedaba nadie que defendiera a los habitantes. La ciudad entera se encontraba a merced del ejército negro.
Los bereberes se concentraron en la zona alta de la ciudad palaciega, algunos de sus moradores tuvieron tiempo de escapar, pero otros muchos se vieron atrapados en sus propias mansiones donde encontraron la muerte salvajemente asesinados.

La Casa de Yafar Se trata de la vivienda del primer ministro o hayib. 
La fachada principal del palacio está comunicada con el exterior mediante tres grandes arcos de herradura rodeados por alfiz.

Lo que estaba ocurriendo en Medina Azahara iba más allá de un cruel saqueo, se estaba produciendo la total destrucción de la ciudad.
En la calle principal, el fuego se había extendido con tal rapidez que todas las casas estaban ardiendo. Las llamas se alzaban a decenas de metros de altura. 
La virulencia del fuego era tal que a pesar del poco tiempo transcurrido desde el inicio del fuego, algunos edificios estaban ya derrumbándose sobre sus propios cimientos.
Creyó oír los gritos de gente atrapada dentro de una de las casas. Pero nada podía hacer para ayudarles.

Atauriques con motivos vegetales en el Salón Rico

Oculta tras un muro oyó a un capitán del ejército asaltante preguntar qué era lo que quedaba aún en pie en la ciudad.
-Todo está bajo control. El palacio del califa ha sido tomado y está consumiéndose, ¡lástima que no hubiera estado él dentro! Sólo queda la biblioteca de Alhakem II, algunos soldados de la guardia real se han refugiado en ella y se está librando una encarnizada lucha en su interior.
La ciudad había caído. Vio cómo soldados bereberes salían de la ciudad cargados con fardos repletos de todo tipo de objetos, algunos incluso trasladaban su botín en carros; se veían muebles, baúles, lámparas, ropas, todo lo imaginable. En sus rostros se apreciaba una expresión de auténtica satisfacción

El llamado Salón Rico formaba una unidad con los jardines aledaños y era el corazón palaciego de la ciudad. Fue construido entre el año 953 y 957 como sala de recepciones y de celebración de las principales fiestas religiosas. 


Estaba a punto de anochecer cuando logró llegar al palacio de Abderramán III. El magnífico edificio era ya un montón de ruinas,  sólo quedaban en pie los arcos de entrada rodeados por una gigantesca montaña de escombros.


El Salón Rico es un espacio rectangular dividido en tres galerías mediante grandes arcos de herradura califales sobre columnas, precedido de un pórtico de ingreso. Las dovelas mantienen la colorista alternancia blanca y roja del la arquitectura emiral y califal

La misma suerte había corrido el pabellón dorado de Alhakem. Aún recordaba la impresión que le había causado la primera vez que lo vio, el brillo de sus tejas bañadas en oro cubriendo el espléndido estanque de mercurio, símbolo de la riqueza y el esplendor de la ciudad. 
En aquel momento, soldados perturbados arrancaban aquellas tejas, ebrios de riqueza, empujándose unos a otros en su afán por obtener un mayor botín.

Las paredes y enjutas de los arcos se encuentran tallados con ataurique, simbolizando el Árbol de la Vida.

Sentía un nudo en la garganta, incapaz de soportar por más tiempo tanta crueldad y tanto ensañamiento, se alejó impotente de aquel lugar que hasta esa misma mañana había sido el orgullo de al Andalus y el símbolo del esplendor del califato omeya. 
En un solo día Medina Azahara había quedado arrasada por completo convirtiéndose en la gran víctima de la guerra civil que se había iniciado poco tiempo atrás.  
La ciudad palaciega más rica jamás construida había desaparecido y era sólo un montón de ruinas. 
El sueño de Abderramán III apenas había permanecido en pie 75 años. 

lunes, 22 de febrero de 2016

Bécquer y San Pedro de Arlanza

"Gloriosas ruinas" del Monasterio de San Pedro de Arlanza en Burgos, conocido como la "Cuna de Castilla". 

En el aniversario del nacimiento de Gustavo Adolfo Bécquer, (17 de febrero de 1836), no puedo evitar trasladarme a sus leyendas y poemas, pero sobre todo a esas narraciones fantásticas y misteriosas, que desde muy niña me hacían soñar con espíritus vagando por oscuros y siniestros bosques, con amores imposibles y con fantasmas que vagaban entre ruinas, penando y acechando las almas de los vivos. 

Fundado en el año 912 por los condes de Lara, el Monasterio de San Pedro de Arlanza fue panteón de los primeros condes de Castilla, entre ellos Fernán González y su esposa doña Sancha, que en la actualidad se encuentran en Covarrubias.


Cuando me encuentro frente a una escultura no puedo evitar dirigir mi mirada en primer lugar a sus párpados pétreos, siempre con inquietud, a la espera de que esa figura inmóvil que se yergue frente a mí, abra de repente los ojos, y cobre vida; esa vida que palpita en silencio, oculta bajo su pétrea y fría piel y que tal vez, como cuenta la leyenda, está ansiosa por recuperar.

Sepulcro renacentista de don Gutiérrez de Monroy en la catedral vieja de Salamanca

Para mí Bécquer es leyenda, es Castilla, profunda y ensoñadora, y envolviendo todo ello, más allá de sus poemas y de su eterno romanticismo, Bécquer es el más puro ejemplo del sentimiento roto y quebrado que encuentra su reflejo más auténtico en las ruinas de una iglesia derruida, de un monasterio abandonado, como el de San Pedro de Arlanza, en Burgos.

En primer término restos del Monasterio construido en 1080, al fondo el monasterio inicial de origen legendario, del siglo X.


Monasterios, castillos, palacios, iglesias, todos ellos despojos de un ayer olvidado, abandonados a su suerte y quebrados por la desidia de aquellos que un día exaltaron su poder y su belleza.

Lugares que antaño fueron centro de poder y cultura, de arte y sabiduría y que un buen día fueron abandonados a su suerte, expoliados y sacrificados como triste reflejo de amores desdichados e historias olvidadas.

Crujía norte del claustro renacentista con restos de los aros pétreos que sustentaban bóvedas de crucería


Sillares espléndidamente tallados, capiteles exquisitos, bóvedas majestuosas, siglos de vida, de cultura y de belleza vencidos por el olvido y por la naturaleza que, eterna y siempre invicta, devuelve la tierra a su ser y destruye todo aquello que el hombre ha creado para absorberlo de nuevo entre sus ramas y follajes, tiñendo de verde el ocre de sus piedras vencidas y desgastadas.



Uno de los claustros en el que un enorme pino hace las veces de protectora bóveda natural

Una obra de arte medieval, tan insigne como San Pedro de Arlanza, primer panteón de Castilla, origen de un señorío, de un condado, de un reino y por supuesto de un país y de un imperio, permanece milagrosamente aún en pie simbolizando la desidia de esta tierra en la que vivimos, tantas veces desagradecida con los que entregaron su vida por ella. 



Restos de la única torre que queda en pie, del siglo XII y que aún conserva el escudo de Castilla 


Y aún así, a pesar de tantos avatares desgraciados, el Monasterio de San Pedro de Arlanza, ejemplo de esplendor y decadencia, sigue alzándose majestuoso, negándose a desaparecer y mostrando impúdicamente sus heridas descarnadas para que todo aquel que quiera, como Gustavo Adolfo Bécquer, pueda acercarse a sus muros desnudos y expoliados, y sentir, o  al menos recordar, el esplendor de antaño y ¿por qué no? descubrir y mantener la huella indeleble que dejó en nuestra historia. 

Restos del claustro herreriano. Todas las obras de arte que contenía el monasterio se hallan repartidas por mediomundo. Entre ellas las pinturas murales románicas, hoy en día en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.










domingo, 14 de febrero de 2016

Auschwitz-Birkenau. Cuando el mal se adueña de nuestra humanidad


Después de haber estado en  Auschwitz debo y quiero proclamar a los cuatro vientos que esta visita no sólo es recomendable sino que debería ser obligatoria para todos, sin importar ni la raza, ni la religión, ni la nacionalidad. En mi opinión aún no se ha empezado a explicar lo que de verdad significa Auschwitz y lo que nos afecta, a todos y cada uno de nosotros, lo que allí ocurrió.

Debo reconocer que yo dudaba y, pensaba, como tantos otros, que era mejor no ir a un sitio tan desagradable y tan triste porque puede herir nuestra sensibilidad y estropear nuestras vacaciones. ¡Hubiese sido un gran error por mi parte!

Entrada al campo principal Auschwitz I, con el cartel "El trabajo os hará libres"


El increíble acierto de este museo es el tremendo respeto que se desprende de cada panel informativo, de cada fotografía meticulosamente seleccionada, de cada documento, de cada objeto  expuesto. 

Porque en estos dos campos de concentración, Auschwitz y Birkenau, que en la actualidad son un museo, no se muestra ni una sola imagen de un cadáver. En Auschwitz se descubre la vida, el día a día de los que tuvieron la desgracia de pasar por allí, sus caras, sus trabajos, sus ropas, sus zapatos y también su sufrimiento. Ni siquiera se han reconstruido las cámaras de gas, salvo una pequeña, meramente testimonial, para comprender lo que ocurrió.  En Birkenau no queda en pie ni un crematorio y tan solo se han reconstruido unos pocos barracones.

Se consigue que el visitante conozca a las personas, no sólo las cifras abrumadoras de centenares de miles, de millones de hombres y mujeres. 

Un dato se olvida, una mirada en cambio, se queda grabada en tu interior y explica, a quien quiera escuchar, la verdad de lo que ella vio y vivió.


Puerta de Auschwitz II - Birkenau, conocida como "La puerta de la muerte". 
El campo se construyó en 1941 como campo de exterminio para llevar a cabo la "solución final". En él los trenes llegaban directamente a las cámaras de gas.

Nadie, por muy insensible que sea, es capaz de salir de este lugar sin compartir en su interior un poco al menos de lo que experimentaban las personas que tuvieron la desgracia de pasar por allí.

Y ese es el poder de este museo, aquí se experimenta una sensación tan real y tan terrible a la vez que  impacta y sobrecoge a todos sin excepción;  porque el sentimiento de Auschwitz y de Birkenau se conserva intacto en cada rincón, se respira en el aire y se impregna en nuestra piel haciéndonos comprender aunque sea mínimamente, lo que sucedió tras sus alambradas electrificadas.


Alambrada electrificada rodeando el campo de Birkenau. Sorprende su gran extensión. Llegó a albergar a más de 100.000 prisioneros a la vez, todos ellos a la espera de su exterminio. Sólo en este campo fueron asesinadas más de un millón de personas.



En Auschwitz no se pueden ver cadáveres esqueléticos, ni cuerpos quemados, todo lo contrario. En mi visita he conocido a hombres, mujeres y niños vivos, con el dolor reflejado en sus rostros, he visto sus cuerpos desnutridos y famélicos, espectros andantes intentando mantener la dignidad. He puesto cara y nombre a jóvenes llenos de vida, que con toda seguridad tenían las mismas ilusiones que podríamos haber tenido nosotros si nos hubiese tocado vivir en aquella misma época.

Cuando se camina por los mismos pasillos que ellos, cuando se entra en los barracones en los que dormían, sin luz, sin agua, sin calefacción, apilados en catres en los que no había espacio ni para darse la vuelta, cuando se ven sus letrinas y los barracones en los que los dementes pseudocientíficos experimentaban con ellos, entonces, y sólo entonces se empieza comprender lo que es un campo de exterminio.

Sólo se ha conservado un vagón igual a los utilizados por los nazis para el transporte de los judíos. En la misma plataforma de descarga se hacía la selección y los elegidos iban directamente a las cámaras de gas.
El corazón parece encogerse impidiéndote respirar, y en ese momento, los turistas, ¡pobres cobardes!, empezamos a sentir  un pequeño pero agudo dolor en nuestro interior que nos abruma y que no llega a ser ni una milésima parte de lo que cualquiera de aquellas personas tuvieron que soportar día tras día. 
Automáticamente intentamos apartar de nuestra mente esa empatía que pudiera acercarte a ese joven que te mira fijamente, o a esa mujer que transmite su miedo por sus hijos, o a ese anciano que desea sonreír en una mueca desdibujada y ninguno de nosotros, ¡turistas superficiales y  ocasionalmente humanos!, podemos evitar convertirnos por un instante en esa persona que podrías haber sido tú setenta años atrás.



Al ser liberado el campo se encontraron toneladas de zapatos de los deportados al campo, pendientes de su envío a Alemania para su reutilización

     
Todos intentamos no ver nuestro reflejo en ese joven que se encuentra frente a ti mirándote con sus profundos y tristes ojos a través del cristal de una fotografía en blanco y negro, en una ficha perfectamente identificada, que muestra siempre la misma expresión… resignación.


Hasta 1943 la mayor parte de los prisioneros fueron fotografiados, meticulosamente registrados y marcados con números identificativos

No he encontrado entre los centenares de fotos que allí se pueden ver ni una sola mirada de odio. Tan sólo he encontrado resignación.

Por eso ahora, transcurridos más de 70 años del final de la guerra más espantosa que haya vivido nunca Europa, debemos utilizar el ejemplo de todos los hombres y mujeres que sufrieron de un modo tan inexplicable en aquel lugar, para alejarnos de esa  resignación que inconscientemente nos domina mucho más de lo que queremos reconocer , disfrazada de modernidad. 
Nos resignamos a aceptar lo que ocurrió y nos conformamos con lamentarlo y condenarlo, cuando  lo que debería provocar en todos nosotros, es precisamente todo lo contrario.

Reconstrucción del horno crematorio, destinado a incinerar los cadáveres
   
Nuestra sociedad nos cuida, supuestamente. Nos permite alejarnos de lo que no nos gusta, de lo que nos ofende y de lo que es desagradable. Pero este terrible error nos está convirtiendo en seres insensibles y sobre todo, lo que es mucho peor, en personas incapaces de enfrentarnos a la realidad de nuestro mundo.
La historia nos sirve para aprender a no repetir los mismos errores y sin embargo estamos ocultando el pasado y tiñendo de colores pastel los horrores de la humanidad.
Hoy en día los hombres somos igual de déspotas, tiranos y asesinos que en la Segunda Guerra Mundial, aunque a veces se disimule un poco mejor. Estamos convencidos de que el exterminio de Auschwitz no se ha repetido en occidente, al menos al mismo nivel, pero olvidamos el terror y la barbarie que se sigue produciendo en nuestra avanzada sociedad del siglo XXI.
¿Quién nos dice que no se están construyendo nuevos campos de concentración ahora mismo, en este mismo momento? Tal vez con otro nombre, pintados con otros colores, construidos con otros materiales, en otros lugares del planeta, pero quizás, también, más cerca de nosotros de lo que siquiera podemos imaginar.





Placa conmemorativa escrita en sefardí o judeoespañol. 
Se calcula que unos 1.200 españoles pudieron morir en este campo y un número indeterminado de judíos sefardíes.





Por eso, es nuestra obligación ir a los lugares que nos enseñan lo que hemos sido capaces de hacer, asumir el grado de maldad al que puede llegar la naturaleza humana y siendo conscientes de nuestros defectos y de nuestras debilidades, tomar todas las medidas necesarias para que no se vuelva a repetir nunca más.


Por eso hay que empezar corrigiendo el primero de los eslabones que inician la gran cadena de errores de la humanidad, y fundamentalmente de nuestros tiempos, que es el de alejarse de la realidad de nuestro pasado. Por eso es fundamental conocer, visitar y caminar por las calles de Auschwitz y de Birkenau que siguen en pie para dar testimonio de lo que nuestra naturaleza humana es capaz de hacer.
No podemos resignarnos a ver cómo se repite un capítulo de nuestra historia tan terrible como éste.




sábado, 23 de enero de 2016

Lagunas de Neila, Burgos. España

Azul, verde, ocre, carmesí… me faltan calificativos para explicar las tonalidades y la intensidad de los colores que reflejan las aguas de las lagunas de Neila. 


Sentarse en lo alto del circo y contemplar bajo tus pies  dos, tres o cuatro lagunas a la vez;  levantar la vista hacia el horizonte y abarcar con la mirada decenas de kilómetros a dos mil metros de altura, sin una sola huella del mundo civilizado… Todo ello consigue transmitir a cualquiera que llegue hasta allí, incluso al más insensible de los visitantes,  una sensación mágica de paz y serenidad, única y difícilmente repetible.


Cada una es diferente y todas  ellas son preciosas, formando un conjunto realmente espectacular, por su variedad y su singularidad.


El entorno, el paisaje, los circos glaciares,  los lagos por supuesto, la suma de todo ello convierte un día en las lagunas de Neila en una excursión inolvidable.







martes, 19 de enero de 2016

Jardines del Palacio del Infante Don Luis, Boadilla, Madrid

El pasado 5 de noviembre de 2015 regresé al Palacio del Infante Don Luis, abandonado durante muchos años. Tuve la grata sorpresa de encontrarlo no sólo restaurado sino enriquecido con unos encantadores jardines, abiertos al público recientemente, que no había tenido la oportunidad de visitar.
Me gusta llevar siempre conmigo mi cámara fotográfica y aquella tarde me alegré especialmente de ello, porque nos sorprendió un espléndido atardecer, de esos que permanecen grabados en tu memoria durante mucho tiempo.
Una tarde agradable se convirtió inesperadamente en un momento mágico que transformó unas fotos habituales y mil veces repetidas, en un cuadro de colores único y difícilmente repetible.
Madrid está orgullosa de su cielo y Boadilla debe estar orgullosa de sus atardeceres. Seguro que tendremos oportunidad de añadir muchas puestas de sol desde este y otros lugares fantásticos de Madrid, pero me ha parecido un buen ejemplo para iniciar nuestra andadura en este blog.

lunes, 18 de enero de 2016

Un instante, mil palabras.

El título de este blog quiere reflejar nuestra idea de la fotografía. Para nosotros la fotografía trasciende la técnica, el recuerdo, incluso la propia imagen, porque lo que pretendemos es poder transmitir ese mensaje, esa sensación y a veces ¿por qué no? ese sentimiento, que se produce mágicamente al captar un instante.
Para nosotros una fotografía es un instante que nos ha emocionado, un segundo maravilloso que nos ha transmitido algo especial sobre lo que poder reflexionar.
Por eso nos gusta compartir y mostrar lo que hemos visto y lo que nos ha sugerido, lo que hemos captado y lo que nos ha transmitido.
A veces es sencillo y otras casi imposible, pero deseamos intentarlo y sobre todo  aprender, con cada nueva fotografía y con cada nuevo instante mágico a expresar lo que se esconde más allá de la propia imagen.